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Mostrando entradas de diciembre 1, 2013

A TU HUERTO poesia de las mil y una noches

A TU HUERTO Fui. Y la plata bañaba a la noche, llego a su lapso con con peinetas de coral y diamantes, sobre la fuente granadina donde se bañaban los zarcillos de cerezas, rozando a tu piel y cuello. Se bañaron las cerezas en aquel agua noctámbula de azahar y estrellas, de guiños y bata de cola vestía la luna, en su boca... ...sonrisas pizpireta.   Y, Me allegue... y te allegaste a los naranjos de sultanas de mis perlas, ellas... henchidas del néctar de miel agridulce, y entre tu pelo y me cejas una revolución de colmenas... ...aguijones... entre tu boca y mi boca, de las mieles sedienta… ¡A tu huerto fui a que me quisieras! Y, la noche envidiosa, nos dejó el sueño sobre el alfeizar de mis enaguas y tus tejas... en volandas nos trajo de sol a la mañana y aprendimos a querernos a duermevela.   dispuesto tu ventana y mi puerta, de par en par cantaban las ranas y la

AMOR... poesía de amor

 AMOR   Acércate sin miedos, ... a mí, presente en el hoy, olvidado tu ayer y mi ayer ... sin memoria, ¡Olvidemos! Todo lo que ayer no fuimos y sin vivir vivimos, no, no tengas miedo del presente y el mañana vive a este amor que mis manos te ofrecen, en fragmentado entre las tuyas, y... ordena en cada pedazo ofrecido a las nuevas caricias, que nos esperan, formemos a ese mundo nuevo con todas ellas. Amor, ven tráete a mi regazo, aprendido en el tuyo a la nada, desnudo tu cuerpo abierto tu refugio para darme cobijo, y fuera los murmullo y las escucha, tan solo deja que fluyan los sueños en júbilo el presente que desea delirar el loco sueño de vivirnos juntos. Amor aproxímate en la alborá de este lecho improvisado, amor que nos visita sin horas, y deja que es las tardes plácidas nos languidezcan, mientras... ... inventaremos... Caricias nuevas en nuestras manos y relatos y para cuando tu pie tropiece en la memoria amor, te recogeré ca

ACANTILADO... poesía de amor

 ACANTILADO Angostado hilván que se frunce entre tu piel y mi piel ... desenfocado y ebrios dardos que sin acertar dan en la diana más certera del firmamento de tu cuerpo y mi cuerpo, en ese acantilado de la memoria hecho noria… Y Entre tu cárcel y mi cárcel ascienden las esposas que a ti me religan sin pena, me reatan libre, desde los altozanos y las bajuras, en los piélagos que fluyen fiel proyectándonos camuflada libélula... ¡Luz de las luciérnagas, en noche de verano! Eres ese acantilado donde me asomo sin miedos, mesa donde me vacío y el mantel doblo sin retirar la copa de todas las promesas, vino de de emboque a fruta cereal y miel, odres curtido y nuevo. Acantilado es tu piel para mis deseos, formateados de tiempos y horizontes pasados, y donde mis ojos se pierden en la sal de tu mar luna, lápiz y papel que nos salen al encuentro, en las calles sin nombre del estrellado firmamento. Sutil costura que cierra a mi boca entre los pliegues