ACANTILADO

entre tu piel y mi piel...
desenfocado y ebrios dardos
que sin acertar dan en la diana
más certera del firmamento
de tu cuerpo y mi cuerpo,
en ese acantilado de la memoria
hecho noria…
Y
Entre tu cárcel y mi cárcel
ascienden las esposas que a ti
me religan sin pena,
me reatan libre,
desde los altozanos
y las bajuras, en los piélagos
que fluyen fiel proyectándonos
camuflada libélula...
¡Luz de las luciérnagas,
en noche de verano!
Eres ese acantilado donde me asomo
sin miedos,
mesa donde me vacío
y el mantel doblo
sin retirar la copa
de todas las promesas,
vino de de emboque a fruta
cereal y miel,
odres curtido y nuevo.
Acantilado es tu piel
para mis deseos,
formateados de tiempos
y horizontes pasados,
y donde mis ojos se pierden
en la sal de tu mar
luna, lápiz y papel
que nos salen al encuentro,
en las calles sin nombre
del estrellado firmamento.
Sutil costura que cierra a mi boca
entre los pliegues
de tu boca,
acantilado donde mi corazón
descubre a la benévola
maleta donde no existen
los miedos.
26.7.2012
Carmen Hernández Rey
© Autora extremeña
Todos los derechos del texto reservado
© PINTURA DE OMAR ORTIZ
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