PARA LAS MUJERES
Dice una amiga que no va enseñando el color de sus bragas, y que no es santa...
¡Ay! Amor, mi querida amiga quien...
¿Quién te exige santidad...? Mal te quiere...
¿Quién te quiere inmolada...? Muerta te quiere
¿Quién te quiere en pedestal...? Mártir te quiere
La persona que exige engaña y se engaña con intenciones que rebaja a la persona puesta en el punto de mira... A costa de sacrificios de pobres codicias... Y... Pretender atar a una persona a costa de un desahucio personal, vulnera... Vulnera la confianza, y para colmo como vulneradora, no es sincera, y tiene dobleces que antepone en sus intereses a costa de aquella vida ajena apropiada, y es que la amistad se da, no nos exige, es el verdadero amor altruista.
Y nunca olvides que ser libre conlleva soledad, pero también te devuelve la propia vida más ligera de mentiras
NI SANTA...
Ni enseñando el color las bragas,
y aún menos inmolada te quiero.
Te quiero porque en la amistad
el amor se da, se estima
y por supuesto no necesita
balanzas porque el amor
no se pesa, se siente,
se regala, se dona
y se comparte.
Y como reina Hadasa, estrella
de la tierra Mirto,
sabia para hacer la guerra
sabia para festejar la paz.
Por ser una estrella,
no hace falta, no
no hace falta mi querida amiga,
que enseñes ni el color
ni tu bragas.
Sabes por qué,
porque te amamos,
sin necesidad de saber
si te depilas
las ingles, o te las dejas
a la Provenza, o a la romana,
o brasileira.
Así que sabes reina Esther...
deja que el látigo caiga
la cerviz de quien lo amaga.
23.1.2014
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
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