NO QUIERO
-a mi padre-
Hacer el coro a la muerte,
y sin quererlo a dúo me duele
tu muerte,
fatídica fecha que a todo correr
te hizo invisible a mis ojos.
Complaciente se quedó contigo
la parca,
conmigo -se echó un galgo-
y en la primera vuelta
me dejó viendo musarañas;
hizo galas de dictador
con mazo
y te raptó a todo trapo
con el rigor del un pulso
perdido.
No, no quiero entonar
el canto con mis letras
a un vacío más
a un desengaño más
más tiempo sin de oler tu piel
y a mis ojos exhausto de buscarte
y olerte a espliegos
y yerba;
y mi sien haciendo aguas.
épocas
18.8.2020
Carmen Hernández Rey
©®autora extremeña
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