LA PUERTA
Se cerró.
Insonorizando
boca, a destiempo en el eco...
y su distrofia de sumarios,
perenne en la rémora del
impoluto ser que se revuelve
necesitando ser y no ser...
perdido como el grito de
Munch,
buscándose perdida alma
rastreando luz en los ojos
sin órbita
susurros en los gritos de boca
sin paladar,
moviendo cuellos sin cabeza
escuchando augurios, sin pabellón
auricular.
Se cerró.
Insonorizando
boca, a destiempo en el eco...
y su distrofia de sumarios,
perenne en la rémora del
impoluto ser que se revuelve
necesitando ser y no ser...
perdido como el grito de
Munch,
buscándose perdida alma
rastreando luz en los ojos
sin órbita
susurros en los gritos de boca
sin paladar,
moviendo cuellos sin cabeza
escuchando augurios, sin pabellón
auricular.
La puerta se cerró.
Dejando a esta pared átona
en el quejido de todo principio,
ajena, a las turbulencia del un ave
de metal en mitad de un huracán
impávida y nefasta en preguntas
bajo sospechas y las respuestas
vociferantes en mitad de una lucha
individual y duelo final.
La puerta se cerró.
18.7.2016
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
todos los derechos de autora
©® foto de Galicia personal
Dejando a esta pared átona
en el quejido de todo principio,
ajena, a las turbulencia del un ave
de metal en mitad de un huracán
impávida y nefasta en preguntas
bajo sospechas y las respuestas
vociferantes en mitad de una lucha
individual y duelo final.
La puerta se cerró.
18.7.2016
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
todos los derechos de autora
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