LA OBSCENIDAD

Es esa conducta robótica que no deja
Pasar, intransigente
al razonamiento
la que vive de
musarañas
ambulantes e
improvisadas
conductoras de un
vehículo
con ruedas de
hormonas,
ella viaja por carril
de vía estrecha,
se motiva por la
falsa
y deforme moral
obscena.
La obscenidad tiene
ojos
que no miran, ni ven
la belleza,
en palabras de
poetas,
matices de un alma
imagen de la pintura
sublime,
y el arte de las
paletas.
¡No!
La obscenidad sigue
camino
a embestidas
recovecos de lujuria
vacías
en sus cuencas,
de un corazón
enquistado,
alma que escapa
de la huyendo
frialdad
de sus baja
conciencias.
La obscenidad habita
en lo prolegómenos
enquistados
de arcas y
sepulturas,
agotadas de hermosura
sin cuerpo
sin musas
sin prisma ni alma
dolor y llanto
juegos y risas
de poetas…
La obscenidad se recrea,
en las obscenidades
mal olientes
de quien a la muerte
tiene por compañera.
29.12.2012
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
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