
No sabe de excusas
de tropiezos en la oscuridad
de luces que no se encienden...
de pecho que no respira
cercano.
La noche entierra su puñal
entre piel y carne
entre costilla y costilla,
toca pleura,
llega a cada alveolo del pulmón
y corta el aire,
como mano en garganta
corta la respiración.
Quizás la penumbra tenga
la culpa, puede, o puede
que mis pupilas estén
queratinosas.
La noche es ese personaje
de Tiro,
donde la fantasía juega
en contra.
30.08.2019
Carmen Hernández Rey
©®autora extremeña
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