Desde la primera luz que nos alumbró,
Fuimos expuesta a bajar los ojos delante
De otros.
De ahí que nos cueste mirar
A lo alto, y nos sea imposible mirar
de frente.
Hace falta década de años para tener
La altura de mira para ser apta en el desafío.
Si hay un lugar donde los otros gozan
Del mal, es seguro también que hay una ceguera
Deudora, porque en el bosque el árbol más
Alto despunta,
Y los acuerdos suelen venir de una mano
Que, poco sabe ir por la izquierda,
Y nunca olvida de destaparse los oídos.
No siempre la objetividad de la persona
Es de conformidad, con personas
Diferentes, el hombre y la mujer los somos
Y es necesario obtener un acuerdo conforme
A esta.
No creo ser “el punto central” de nada
Cómo tampoco el satélite de nadie,
Es más, creo que soy mi propio mundo,
Y de hecho, yo muero a solas, nadie
Hace el camino, aunque después vuelva,
¡El mundo muere conmigo!
05.04.2019
Carmen Hernández Rey
©®autora
extremeña
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