“no me preguntes qué pesa una pestaña, seguro que te
digo el peso exacto y acierto... una tonelada”
NI SIQUIERA
El silencio
absorto en el vacío
donde la nada
descubrió
montañas.
No preguntes
por qué el río
surca un lecho
y otras hace
sus estíos,
será para ir más
despacio,
será para
abrazar a la mar
y acuñarlo
¿será?
No me preguntes
si el dolor
necesita sal,
lluvia o nubes,
o simplemente
llanto
cuando las
pestañas no sirven
de diques y
apenas licúan
el sueño
amargo.
No me preguntes
si acierto
o yerro
equivocada
simplemente en
el acierto
exacto de la
moral
y el pecado,
no...
No me pregunten
si lo absurdo
es ser feliz
cuando
en el alma
germina el negro
asfalto.
17.02.2019
Carmen Hernández Rey
©®autora extremeña
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