
ESPEJO
Nadie ve lo que realmente él
ve, y no es capaz de transcribir,
ni siquiera balbucear entre el vaho,
el ruido del grifo.
Es como la condensación,
burlona, rápida, ese compendio
de sudor que intenta desfigurarnos
esconder a nuestra imagen
como si de una cataplasma fuese.
Justamente el emoliente y sigiloso
néctar de un espejo,
queriendo retroalimentarse
de aquella imagen innecesaria
para quienes de verdad se mira en él;
con el solo placer de ponerse
un afeite,
un maquillaje para salir a escena.
6.9.2018
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
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