EL SUEÑO

Se prestó a llegar nebulón,
sin querer saltar su hipocresía
me dejó en su agujero...
sin inversión para conmigo.

Se prestó a llegar nebulón,
sin querer saltar su hipocresía
me dejó en su agujero...
sin inversión para conmigo.
Tolerante con la infamia,
deja el maná en la puerta
de la alcoba,
sobre la nacarada almohada
racimos de ira,
alimentando una debacle
peor que la de Hiroshima.
Nadie supera la mano
de un ser taimado,
en tus sueños,
es cien veces peor que darte
de bruces con él en la calle,
y menos el tránsito
en tus huellas,
pegándose a tus huesos
la falta de llamas para evaporar
las aguas de tus párpados;
las viejas
las de hoy,
las del mañana cercano.
4.9.2018
Carmen Hernández Rey
©®autora extremeña
deja el maná en la puerta
de la alcoba,
sobre la nacarada almohada
racimos de ira,
alimentando una debacle
peor que la de Hiroshima.
Nadie supera la mano
de un ser taimado,
en tus sueños,
es cien veces peor que darte
de bruces con él en la calle,
y menos el tránsito
en tus huellas,
pegándose a tus huesos
la falta de llamas para evaporar
las aguas de tus párpados;
las viejas
las de hoy,
las del mañana cercano.
4.9.2018
Carmen Hernández Rey
©®autora extremeña
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