"ella
desabrochó sus dedos, abrió sus palmas y dejó que la mar se derramase por
completo entre órganos llenos de vida y placer, porque hay delicatessen que
fueron creados para paladares exquisitos”
BOCADO
Dulce en mi paladar,
ambrosía y néctar de luna
que asoman reclamando
a cada esquina de mis papilas
ese manjar, resuelto de incógnitas
y que hace un revoltijo a mi cognición;
en un asalto sin tregua.
El paladar, se hizo exigente en la bacanal
de espumas,
en las ambrosías del templo de Ara;
golosina de lengua.
Las delicatessen nacieron en las formas
de las manos que te crean,
te moldean el alma,
ella que se hace presente como sonido
de guitarra,
o en la danza zíngara,
entre las llamas
de un sueño real.
20.4.2018
Carmen Hernández Rey
©®autora extremeña
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