DESPRECIO

A tus manos que no edifican
si no caen mi cuerpo a pedazos.
Desprecio aquel juramento que dijo
velar sin exigir un te amo.
Desprecio a todos los ingenieros
del pecado,
y sus palmeros.
Desprecios la boca y el verso templado,
que se esconden en los aforismos
sin charcos, para no salir manchados.
Desprecio las barbas de un dios hombre
sagrado,
él que siempre será él ¡Da igual donde
vivas o mueras!
para juzgar y no dar en vida la justicia
de quienes en su nombre
hacen su cultivo y sus caldos.
Desprecio a quienes desprecian por el solo
hecho de no tener un título en la mano,
aunque sea, de idiota consagrados
en papel, tinta y muy demasiado
ilustrado.
4.11.2017
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
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