"me importa un comino"
Se podría decir para tantas cosas,
de estos días, o de esta vida,
y sin embargo.
Recuerdo las lentejas de mi abuela,
el pan recién orneado y el chorizo
de matanza hirviendo, y todo aderezado
con el buen pimentón de la Vera,
y aquel último toque de unos granos
de comino majado en el mortero pasado
de mano en mano como las mismas recetas
ancestrales ellas.
No, nada importa hoy un comino, si recordamos
tiempos pasados, al calor de una pequeña lumbre
de carbón,
mientras aquellas manos arrugadas despacio
y con el ritual ceremonioso colocaba dentro
de aquel puchero el amor que luego pasaría
a nuestras bocas.
7.10.2017
Carmen Hernández Rey
©®autora extremeña
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