DIEZ
VUELTAS
En
una ciudad donde parece ser
que todos los coches se pusieron
de acuerdo para ir por delante
del mío.
Consigo aparcar
Donde siempre... -lejos-
Y, como premio un helado,
Yo misma reconozco que es una
tarde de té o café...
No me resisto...
Y obtengo premio las musas participan
de estos piñones con nata...
Badajoz es una ciudad que siempre
me hizo sentirme bien,
de callejear por sus calles
si más... De mirar escaparates
y de escapar de miradas
que todos los coches se pusieron
de acuerdo para ir por delante
del mío.
Consigo aparcar
Donde siempre... -lejos-
Y, como premio un helado,
Yo misma reconozco que es una
tarde de té o café...
No me resisto...
Y obtengo premio las musas participan
de estos piñones con nata...
Badajoz es una ciudad que siempre
me hizo sentirme bien,
de callejear por sus calles
si más... De mirar escaparates
y de escapar de miradas
Esta
confidencial ciudad se me hace
nostálgica,
y también me retrocede a otras décadas
de búsquedas y de manuales
Que pudiesen explicar
o replicarme en una fe u otra.
de búsquedas y de manuales
Que pudiesen explicar
o replicarme en una fe u otra.
Confieso que estoy donde empecé
solo que voy desnuda
y si andamiajes...
Con más de un kilo de escayola
en el alma y metros de mallas
para aquellas parte donde
es imposible colocar
yesos...
el
alma no soporta ni siquiera
el
peso de una leve pluma,
-si
acaso una sonrisa o un abrazo-
¡Quizás!
Tantos miedos y acechos
en esta suma teológica
de la economía
en sus capítulos con gnosis.
Ahora acabo como
otro ser más pidiendo
un cáliz vacío
un huerto sin olivos
de quienes te dijeron amar
con
instintos de bajos sacrificios
y te obligan a permanecer despierto
y te obligan a permanecer despierto
en
la noche antes del fin.
Badajoz me hizo recordar
que la poesía pone amortiguadores
en mi suicidio eterno.
12.5.2016
Carmen
Hernández Rey
©®
autora extremeña
todos
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