“quien no comprende una mirada tampoco comprenderá
una explicación”.
proverbio árabe
Cien caídas, mil noventaicinco
errores,
Confesé de frente a un espejo impasible
la victoria de un fracaso
el amor de un impuesto contributivo
en suposiciones de un dolor extremo.
Una vez confesé que mi imperfección
es perfecta,
que mi carne es débil como en boca
de cancerbero,
por tanto desdén
por tanto pedir
por tanto humillar luz en letras
con títulos muertos.
Sí, una vez confesé que buscar
el amor, era mi mejor empeño,
que vivir sin amor era estar bajo
la losa más pesada de un cementerio.
Y, no, no rían más aquellos seres
pluscuamperfectos sí ven, leen, escuchan
noticias de los rollos del mar muerto.
El despecho inventa,
cuenta las novelas que nunca de amor
vivieron y que por desde perdieron
cuando no, por ser la portadora
de los burdeles de ayer y la perfecta
necropsia donde no crece ni pelos.
Una vez confesé...
hoy confieso que el amor no es mirar
el ombligo y ser una carnosidad
de libretos.
Si, no me conociste
gané los mil universos en estas mis neuronas
del amor hoy espejo.
5.3.2017
Carmen Hernández Rey
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