
DISUADIR
-de la seducción-
El limbo por donde se
esconde
la mueca, que interpela
a la sonrisa,
desbarata a la risa.
Sería preciso disuadir
el ocaso
que, recién aterriza
entre disputa
de gallo,
dominio en bocados,
sin atenuante de corral
ajeno
platea de sueños de un
lugar
raro,
-entre tanto-
En el lugar junto,
sin venta y por los espacios donde bullen
los sueños a plazos
o el nirvana -sin
cuota-
o la gloria de
los...
sin pecados.
A partir de aquel debido
prestado
con daños
y sin rozar
sin maestría entre
gloria
y tierra…
de todos mis espacios.
de todos mis espacios.
21.1.2017
Carmen Hernández Rey
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