
Mi piel desde el hueso
a la médula, ...
se equivocó el vello si pensaba
subsistir arrodillado
que la pasión no lo alborotaría
de pie le pondría.
Se equivocó la sedada carne
en los afectos de amor y olvido
y se equivocó
relegando a la trémula piel
al silencio del hastió…
Se olvidó sí pensó en no arder
y temblar como si fuese ese
su primer y mejor amor,
el buscado y soñado en
la vida,
Se confundió y se olvido mi piel,
en no reconocer los matices
que ciega delineaba en sus penachos,
se confundió al replegar
en la marejada de sus días,
y se confundió cerrando sus oídos
al trinar del día,
al aleteo de sus alas aún aturdidas
y se equivocó
sin pensar que la brisa es cálida
y en la boca cruza
los mares y continentes
de una nueva vida…
Se equivocó la suerte herrada
y crispada cuando mis ojos delinearon
tus ojos, tu piel, tu vello y médula
latiendo dentro de mi corazón,
se equivocó…
El corazón arrinconado y soltó
aquella alambre de espinas
trazó el vuelo de mi boca
a tu boca de tus piel a mi piel
de tus plumas a mis plumas,
Se equivocó mi carne cuando dijo
¡la soledad!
Es, la mejor compañía.
22.12.2012
Carmen Hernández Rey
© Todos los derechos reservados del texto
Foto subida del portal de Estrategia Didáctica
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