NADA ES BLANCO

Ni siquiera el traje de bodas,
deja de ser un presagio inerte
en los raíles del un camino…
Tampoco ellos saben diferenciar
de una mole de hierro,
de un cuello sobre el frío metal.
Ni el insomnio adquieren la sabiduría
de trepanar cabeza,
trepar arterias
incrustarse en musculo con sístoles
y diástoles pujando a ser duda
en la sutura que no amortigua
este yo…
Nada es blanco…
como la nada integral que se desgarra
sin querer y queriendo
-no saber-
por qué los mausoleos también
te aguardan en el mismo
tono
nupcial…
¡Es verdad! él es el
único color
que será perenne en tu
vida,
testigo ferviente e
inseparable
que no necesita, ni
siquiera
una letra para saber
que soy
ya.
La vida a veces se comporta
como la más puta violación.
19.11.2016
Carmen Hernández Rey
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