LA MUERTE
Es un estado físico e neurótico
de la vida que no acaba con su visita,
inesperada o esperada nos sumerge
a propios y extraños en todo su ceremonial
turbio y propiciado con el interés de posesión
de aquella persona que la acompaña.
Y, ella no sabe que morir no es dejar de vivir,
ignora que ella cabalga en sus lomos el amado cuerpo
inerte para ella, aún no se dio cuenta que no lleva
nada más que el papel de regalo,
que lo verdadero queda en cada persona que ama
a quien sin huir marcha con ella.
Por eso…
Hoy no es día para recordarte, más ni menos padre,
porque sigues estando eterno y como yo te ,
si tomo café y ese maridaje de dulces de la tierra,
amasado con el amor de unas manos y sabor a hogar.
Como hacías siempre dejando que fuesen al fondo
de la taza, y llevarla a la boca mojando tus labios,
hasta la barbilla haciéndonos reír, con ese gesto.
Los Días de difuntos es para recordar a quienes
vivieron
sin ganas de vivir,
de oler,
de correr,
de salir al campo y sentir la libertad que no tiene
dueño,
y sí vive llenos de sueños a compartir.
La muerte es ladrona de cuerpos, pero es incapaz
de robar los sentimientos que no duerme en la carne
que envejece sobre el lecho sepulcral
¡ nada más!
Y, ayer y hoy
mañana presidirás la mesa,
te sentaras en tu silla
oleremos a tu cuerpo...
con ese olor a campo y terruño
olor a yerba,
a tomillo y espliego...
A toda la libertad que rezumabas.
Sigue intacto el sonido del cerrojo,
tus pisadas en los escalones
y aquel negrita en tu boca.
A mi padre.
2.11.2016
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
todos los derechos de autora
foto Ana Ceballos
Comentarios
Publicar un comentario