EXTREMADURA

La cenicienta,
La pedigüeña
La extrema del Duero
La víctima de personajes
alumbrados en la miseria.
Extremadura tierra de ombligos
y rodillas en tierra,
de Himno glorioso empachado
en su bandera.
Extremadura, la de niños con tiriteras

en sus escuelas, con frío que por las ventanas
se les cuelas,
perdida en cien ofensivas sin que les importe
donde irán cuando de ella marchar
puedan.
Extremadura tierra arría,
la de trenes torpes, que no vuelan
AVE que en las Bermudas de otras
tierra puso sus traviesas.
Extremadura la que apenas oye llover
y cantar sus penas, a la que minuto
a minuto los ojos la velan.
Extremadura tierra de -necios conquistadores-
que la dejaron igual de tiesa.
La de pueblo con torreones
de fachadas con blasones para la encomienda
de esta política bananera,
la de batallas y bla-bla…
y, siempre sin ganar ninguna
guerra,
porque nunca puso metralla
en el asador donde la carne se quema.
Extremadura la cenicienta, la que parda
es tu tierra,
la que no habla, porque de su lengua
se avergüenza…
Extremadura sin olivos, sin encinas y alcornoques
sin zarzas y romeros,
mi tierra en llamas por bastardos que en dinero
piensan.

Extremadura mi tierra ni más guapa,
ni más fea, mi tierra y donde morir mis huesos
desean, y ser esparcida por los matorrales
sin alambradas de extraños,
ella,
ella es mi tierra, la de juglares y poetas
que mueren sin glorias ni penas.
Extremadura por la que mi alma,
llora y pena.
7.9.2016
Carmen Hernández Rey
©®autora extremeña
©® foto de
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