
BOOMERANG
Tiene dogmas ¿Sabes?
nunca nos dice los motivos que tiene
para volver,
los argumentos que de ti llevó
y que le hace devolverlos otra vez
a tus manos.
¡Ojo! que no lleguen derechos a tu cabeza.
Terriblemente fácil es lanzar un boomerang,
sé es feliz, mientras lo cuentas,
lo detallas,
describes su estética… -sin ética-
¡Casi! se podría abrir el telón
que delimita el techo donde solo cabe
una estrella.
El lenguaje no se para en la valla,
cree ser un saltador nato,
y su trabajo consiste en no aburrir
con tanta dialéctica,
untuoso será ese desliz
que juega a ganar siempre
marcando cartas con nombre
de princesas y con título
de mujer tanguera que baila
en la barra de una mesa.
Falsa idolatría brinca de página
en página, buscando la sorpresa,
el jugo elástico,
el boomerang que sea,
vuelva,
se detenga
sin golpear en cabeza
delante de unos ojos
viejos de lepra.
No hay límites con relación
a la no existencia
la vergüenza,
la terrible banalidad
de alcahueta, de vieja celestina
de buscona de puertas
en un mundo pertrecho e inhumano
que sin miramientos, lanza
la piedra.
¿Nunca escuchaste tu vida en boca ajena?
¡Aleluya!
quizás es que nunca viviste una vida
real, sentida y buena.
Todo es una pura ética desnuda
de estética-belleza.
El boomerang de mi vida
es ¿a quién le importa,
vivo a mi manera?
¡Sencillo! de vuelta quiero
aquello que lanzo… existencia
y vida.
¡Vivir de acuerdo a mi ética!
-la vuestra no me vale-
aunque tenga sobre ella una bella hoja
de otoño.
25.9.2016
Carmen Hernández Rey
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