EN MI ATMÓSFERA
Cierro a mi cuerpo le dejo
caer en la impertinencia densidad
del aire…
Casi logro dejar a mi cabeza fuera de esta
pesadez, por segundo ella evacua la síntesis
de mí,
el cómo del yo
y el colmo de los demás pesando dentro
de ella.
No es que quiera salir corriendo de esa nuez
donde mis lóbulos estriados
-a veces-
no caben,
por defecto, está acostumbrado -mi cerebro-
a la dicotomía del motor que le hace funcionar
¡él se queja de lo mismo!
Su caja también le aprieta, con demasiada
frecuencia…
Y, es que los razonamientos serían mejor
dejarles de lado,
ser persona banal, de las que pululan
por todos lares,
Y, esto mismo le valdría bien a este motor
quejica, cuando su caja le aprieta
por defender lo indefendible…
Sentimiento y razón en esta vida
poco vale…
La gente muy…-insípida- es…
muy ¡guay!
Como el buen amor, el saber
está en la escucha.
3.7.2016
Carmen Hernández Rey
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