Bajo a la mina del recuerdo,
con las uñas limpio el barro
y busco el átomo de metal dorado…
Me hundo a cien metros de mí,
aún más… examino el porcentaje
que queda para hacerlo líquido
en este fuego que no obtiene agua,
que sigue intacto en su oxigeno
comburente.
Más, y más hundo mis uñas en mi pecho
para obtener los gramos necesarios
que tengan la capacidad y la luz suficiente
para sentirme bien con estas heridas,
que tenga el justa valía y la paz
necesaria para fundir el oro de tu recuerdo
en cada una de mis cicatrices…
Nacer rota otra vez, con cada pedazo
naciendo mi forma,
cosida con la grapa del metal
que me hizo descubrir el alto
valor que se puede pagar por amar
¡Tan locamente!
Bajo, bajo a ese túnel donde tus ecos,
siguen postulando a mi dolor
que siga intacto y con filo de navaja…
que no deje un solo trazo sin herir…
Sin embargo yo… bajo mil metros
a postas y con la seguridad
que solo encontraré el oro suficiente
para cerrar esos filamentos sangrantes
con el recuerdo de horas de un amor
sin medida reparador resilente.
7.4.2016
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
todos los derechos de autora
foto de la web
* -unión con oro, la reparación con oro
el arte de mirar nuestras cicatrices
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