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KINTSUGI*-RESILENCIA . II


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KINTSUGI*-RESILENCIA . II

       
 

La ciudad mira… me observa

entre mi cuerpo y ella levanta un muro

de acero enaltecido por encima

del asfalto.

Me hace creer que el puente y sus nervios

es un sostén iluminado y perfecto,

un espacio para levantarme sobre la urbe

enlosada y endiosada.

La ciudad insiste en ser la privada urbe

en la cual nadie pueda pensar que estoy,

y tanto es así que mi figura se hace añicos

delante de toda ella, y apenas una luz

se apaga de dolor o tristeza…

el puente se  eleva una vida más

y sin mí para hacer a sus nervios

más acerado si cabe

en mitad del asfalto caparazón

de la costra y macadán más piedra

insolidaría.

La ciudad no es lugar para poetas,

como tampoco es la global urbe

enquista el dolor, acera el dolor y tuerce,

arquea a las neurosis...

Y… ya mi carne se romper como muñeca

de porcelana.

La paz, no es paz ni es  bendita para quienes

tienen ojos de águila en el alma,

graznido de cuervo en sus palmas,

y su corazón llora como gorrión caído

del nido materno.

Es cuando se enquista todo,

y te recuerdas que hay un arte de curar con…

¡Da igual! la técnica…

el mundo necesita de mucha resilencia...

para que no se cuele la fría y negra mugre

que no sabe, no entiende de almas…

de almas de poetas

11.4.2016

Carmen Hernández Rey

©® autora extremeña

todos los derechos de autora

foto de la web

* -unión con oro, la reparación con oro

el arte de mirar nuestras cicatrices

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