MIRADAS
QUE MATAN
Apenas
con una mirada de soslayo,
dos
segundo del cual sobró
la
mitad…
con
su nombre marcando a fuego
mi piel,
y sus
indulgente huellas,
arrasando mi
carne como las "guerras
napoleónicas"
mirar
-más
de una vez-
a
sabiendas que aquella mirada
no
era de matar,
sino
de hacer mucho sufrir,
era
una mirada para dejar marcas
en
la piel del alma,
y
con todo…
¡Le
miré! dos, tres, cuatro
cien
lapsus de tiempo,
hasta
que un día su mirada
cruzó
un puente en noche cerrada,
marchó
-sin más-
Pasar
las penas hoy sería
un alboroto,
ver
su mirada un deseo
al
que no quiero volver
y
tener su voz dentro
-en
mis adentros y fueros-
¡Un
suicidio!
que
quisiera tomar mirando
los
ojos de los olivos
de
un huerto.
¡Quizás!
Ellos sepan
de mi
corazón.
25.2.2016
Carmen
Hernández rey
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