TRECE ROSAS ROJAS: fusiladas por el régimen franquista en
Madrid, el 5 de agosto de 1939...
Sería una hoguera a
punto
de extinguirme...
ceniza-muerta,
y sería un holocausto
de libertad
-la cárcel sin dolor ni pena-
¡Viva-muerta!
Si no creyera en los
pétalos
y el olor de vuestras
trece presencias
¿Qué de mí fuera?
sin voz, ni grito
sin grito, ayer y hoy
nunca yo sería mujer
gritando
Justicia-Valor-Guerra.
La libertad del
poeta, que no cese,
de gritar el nombre
del hacha
homicida,
Guerra contra el yugo
y cadenas.
Si no me doliera, si no
perfumara
mi cabeza con vuestras
cabezas...
¿Qué sería de mi mano
atrapando
letras?
Treces Rosas, sol y
luna
río y mar...
rojo es mi poema...
rojo
de vuestra sangre,
blanca
es mi pena...
amigas, hermanas,
madre...recuerden...
¡esperadme!
Amor, amor yo no
fuere.
¡Amor! de útero
amor que grita de mi
vientre
amor que grita en mi
espalda
amor que grita en mi
costado
amor que grita en mis
rodillas
-sin arrodillarse
ellas-
amor respirando aquel
cortado
aire de los pulmones
inocentes.
Amor que escarba en
los pistilos
gritando, amor
gritando los nombres homicidas
terrorista y
franquista.
Si no creyera, ayer y
hoy...
sería muerta y
expuesta bajo mármol
con insigne letras
títulos de dictador
en claustros
de guijarros cainitas
fusiles para niñas
ojos cobardes y
miedosos
que no supieron matar
al culpable...
Si no creyera...
vuestras voces, hoy
serían cegadas
en los dientes de los
malasangres...
Hoy y ayer en la
contienda
del este Estado del
terror
sin gota de
vergüenza,
mordaza en la
calle...
Asesinos con nombres
hijos, y nietas
amurallados
en la poltrona las
siglas con alas
aguilas y gaviotas,
sillón y botines, los
palacetes y pazos
de la guerra,
Si no creyera hoy,
sería mujer muerta
de cobijos y galanes
de galones y sueldo
en la banca
de la muerte y la
posguerra.
Si no creyera en las
Rosas...
en la voz que vivas
en el puño
regresan pidiendo
¡libertad y guerra!
hoy mi voz, sería
azul-gaviota
y estaría mil veces
muerta
-fuera yo muerta-
Si no creyera en
vuestros
vientres dando frutos
en mi cabeza
¡Ay! Rosas que mala
vida,
la mía fuera.
5.8.2015
Carmen Hernández Rey
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