“Vine con un dolor de cuchillada,

Me esperaba un cuchillo a mi venida,
me dieron a mamar leche de tuera,
zumo de espada loca y homicida,
y al sol el ojo abrí por vez primera

y lo que vi primero era una herida
y
una desgracia era.” Miguel Hernández
TUERA
Canta el poeta su grito
de vida,
el dolor del acero en vena
y como él mi dolor en manos
revienta en la sangre que clama
y duele
duelen las herida de manos
"rifeñas"
la agresión retornada de incom-pasión
Ótelos-colonos
frutos amargo
Amor-veneno sayón
los sicario como semillas
de tuera.
Vomito en cadena a la "meritum"
que como alacrán nos inocula
debajo de la lengua
aquella, la toxina amarga
de saber buscar amor
con
-mérito del buen amor-
Nauseo, nauseo y vomito el acíbar
de la tuera en mi útero
porque sangra él...
él sangra el eterno expoliado
en los sinónimos acres
de la meritum
sangre paridora de dolores
en boca,
acechándole siempre una muerte
a voces de tuera.
Así como el poeta canta su grito
de espanto por la vida que le acecha,
mi útero intenta,
canta y espanta a quien nos sentencia
desde la luz primera
a las manos que nos mata
en cada segundo de un reloj
que no para su cuerda.
18.11.2014
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
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