
HAY DÍAS
rompiendo aguas dentro
de otra lágrima,
pariéndose en mi garganta
las acuno porque son:
sal de mi sangre,
agua de mis entrañas
lamentos de pecho
y hay día en los
que mis manos no tienen
armaduras para pararlas.
Hay días que las recojo,
las guardo en un sobre
con dirección,
y selladas...
-las coloco-
en la boca de mi lagrimal,
en los ojos donde hay hora
que solo esperan,
no morir sin nacer
sin agua y sin sal,
en los brazos de otro siglo
cosida a tu espalda,
donde tus ojos me aten
y de frente tus pupilas
me besen,
-amor-
¡Hay! tanto y tanto
¡Ay! que ya no me caben,
más...
Más adentro del alma.
16.6.2014
Carmen Hernández Rey
©® autora extremeña
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