VI Cap. ¿QUÉ OLVIDE?
Recomponer-me... -Pienso- ¿Pienso, qué, hay algo que nunca podrá recomponer...? Y mis ojos tampoco tendrán la fuerza de recomponer aquello que no sabe ver, si no aprende ver.
Ese algo, esencial-motor, indudablemente, sigue en aquella maleta dando vueltas, de un rincón a otro sin fuerzas para salir, de esa red atrapa arrugas. A pesar de saber el lugar exacto, su posición le perdí y mis ojos nunca pudieron salir de aquel seudónimo de ese nombre, de aquella aquella Penélope que se dejó en un asiento cualquiera de una estación donde los ventrículos se oxidaban, esposando a su voz, silenciando a su canto en
ese recodo de un reloj sin agujas cantando una triste letanía en ese cuarto de hora con sabor a pasado.
Sí ahí quedaron en un remolino todos los sentimientos, el ateísmo de una mujer creyente, de un rezo de alborada y vespertino, en salmos de alabanzas y gracias, dentro de unas tinieblas y dentro de la nada... ¡Despojé! despojé a ese Tú ¡Oh! Dios eterno incomparable y indescriptible del salmo
ciento cincuenta y uno.
Cerré aquella maleta repleta de recuerdos que nunca más habrían de salir, -pensé- y puse el candado y lo apreté hasta cerrarlo, intenté ponerla dentro de aquel armario en la pared con puertas desvencijadas, pero no pude...
Algo me sujetó, era mi chaqueta pillada por ella.
Volvieron mis manos a quitar aquel pasador y fui a separarme, cuando vi agazapado encorvado y tiritando de frio a algo que se parecía mucho a un corazón...
Él fue quien agarro mi chaqueta, fue él quien no quería permanecer solo en aquel habitáculo cuadrado lleno de viejo y sangrantes recuerdos quien quería respirar... Él quien prefería morir en la guerra antes que dormir dentro de una vieja maleta.
Él quien me dijo ¿Por qué, por qué cierras esta maleta y no me preguntas, cómo he de vivir o morir, cómo...?
¿No sabes que la nada, la razón la vida y la existencia es toda la eternidad aquí en la tierra?
Di alma-razón y útero... ¿Quién libera y a la vez enjaula a un corazón, para mantenerlo muerto y encarcelado?
¿Quién como tú, quien contra ti, quien después de ti, quien antes que tú... dime quién te hará mejor la guerra?
Quien, quien dejará abierto candado y maletas, puertas y castillos... allanará tus sendas... ¡Decidme! ¿Quien?
¿Donde tu paz?
7.4.2014
Carmen Hernández Rey
©®autora extremeña
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