LA
IGNORANCIA
Si la ene y la o supieran
la fuerza,
esa potencia e impulso
de la ese y de la i,
cuando se indagan hasta,
llegar a la unión íntima.
Si la ene y la o supieran
la fuerza,
esa potencia e impulso
de la ese y de la i,
cuando se indagan hasta,
llegar a la unión íntima.
¡Cuando se aman...!
Si la interrogación supiera
del encanto,
de ese misterio del signo
en asombro...
del encanto,
de ese misterio del signo
en asombro...
Admirándose en la perpleja
novedad.
Y los abecedarios,
si supieran los abecedarios
escribir las incógnitas de cada
señal en la nota de ese todo,
aquello guarda y esconde
el corazón...
Sí describir ellas pudieran
en un sí, en un no,
en unas interrogaciones
y admiraciones a tus labios,
dentro...
Dentro de mi boca,
a los puntos suspensivos
ponerle signos ¡...! ¿...?
Si pudieran describir las contraseñas,
los signos de tus ojo
a mis ojos...
Ellos que sin composturas
y sin miedos
en trincheras de desvergüenza
ellos se reinventan,
nos reinventan...
Sin y con la ignorancia
completa.
15.3.2014
Carmen Hernández Rey
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