VOMITO

porque no eres sal de mi sal,
ni sal de mi sangre,
ni tan siquiera eres aquella primera
sal de las primeras cavernas
que nos habitaron sin conciencia.
Vomito, un millón de veces
te vomito y no digiero tus dictámenes
en mi pulso que para vomitarte
no tiembla,
porque sigues siendo sangre de dragones
de la historia y la prehistoria
eres cal viva en mis venas,
te vomito y raspo de mi dermis
las escamas lepras.
Vomito a quienes se adueñan,
de mi erecta columna,
y quieren devolverla al reptil campo
de las sombras,
a golpe de leyes y talón
de malatías
¡Oh! Belcebú de cenizas
en mi cabeza...
Vomito, mil veces un millón
de milenios vomito,
vomito la sal de tu sangre
en mis venas
vomito de mi sien el acero
de espino que me cercena.
19.11.2013
Carmen Hernández Rey
©autora extremeña
Todos los derechos de autora
foto tomada del muro de
Walid Omara
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