RECUERDOS

a
"visitar a San Antonio"...
decían las
viejas vecinas
-Andad,
mozas, id a rezar al santo...
que sois ya
pollitas, id para no quedaros
en vestir
santos...-
¿Y me preguntaba
una y otra vez... que es quedarse para vestir santos...?
Cuando me lo
explicaron, aquello me pareció de lo más absurdo del mundo y más que nada
porque en mi cabeza, habían un mundo de fantasías y muy raro...
Y por
supuesto nada pasaba por andar pidiendo a "santos" poner velas,
rezar padre
nuestros... y menos ¿novios?
Visto lo que
contaban las compañeras con novios del taller de bordado, historias de solo
"la puntita" Solo los pechos...-estoy embarazada pero... no hice
nada..."
Yo estaba a
cuadros... embarazada, si no estaba casada... la puntita... solo los pechos ¡Ay
dios!
Vaya como
eran todos los días en el taller, no sé si aprendimos a bordar, pero de sexo
mal des informado y palabras raras... ¡Vaya! que si aprendíamos cada día...
aguzábamos el oído como si fuésemos canes presintiendo terremotos o ciclones.
Pobres niñas
que vivíamos en Babia y no la Sofía...
Así que poco
pedí a San Antonio, y sobre todo porque me daba más morbo saber lo que tenía el
santo debajo de las faldas que lo que tenían los zagales de mi barrio...
De ahí que
siempre pensaba mientras mis amigas ponían velas ¿Tú que sabes de novias... y
de novios...?
Por lo que mi
querida Miki, mi gata de los arrabales noctámbulosos, la que se da... sin piel
en migajas, así fue cómo crecí, haciendo una apostata de los "circo
santos, o de lloronas de inciensos vírgenes con hijos en conventos o solteras
santas ¿..?.
Nunca entendí
a mis amiga de la calle, corriendo detrás de quienes solo buscaban levantar la
falda, creyéndonos santas de palos, para ver si lo que hay debajo era santas
bragas o santas astillas.
¡Ay! Tampoco
soporte la marcha de la vía láctea, cada vez que viajo entre mis muslos a
solas...
Y aún menos
soporto que en este tiempo que "dicen" que van a la Luna o Martes,
que se aproximan al Sol, se pueda interrumpir internet... máxime que hubo
recientemente elecciones de la liviana viuda...
Tampoco
soporto que tú te sientas mal, que te duelan tus remos y no te deje caminar
libre de sufrimientos. Te extrañé y maldigo a ese dios que dicen que inventó el
dolor...
Quizás sea
ese mismo que te corona de áspid y ponga lenguas... bífida entre cabeza y
piernas.
Me arengo yo
a conversar sentada con la manzana en la mano, buscando la gravedad de toda
ciencia.
me desnudo de
Zara y de sandalias de Monolos... contigo repto si por conversar con lengua
Sofía así fuera.
Y te ruego
que vacié las hornacina de santos Antonios... No malgastes en pensar si es mala
la lujuria, ni tu tiempo, si vacías la lujuria de los depósitos de tus ancas...
con ese buen valiente que se atreva con tus murallas, y pueda comer la piel de
tus melocotones.
¡Ay! ¿Quien
se limpia la su boca con dentífrico químicos teniendo la clorofila en rama,
jadeándote y arengándote esa lengua audaz en la grupa que no necesita la
mantequilla del tango en Paris...?
Mi querida
Gata Roja... un minuto de amor puede ser ciclones de orgasmo, o los millones de
años intentando llegar
al éxtasis
clitoriano.
Te amo Gata
Carmen
Hernández Rey
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