EN LAS LETRAS
de dudas,
lana sin hilar en la voz de oveja
que se enreda,
ovilladas onomatopeyas
que difusas cardan medrosas
imágenes,
tricotan antifaz delante de la luz,
no sea que escupa verdad
con pus en sus retahílas.
En las letras calzo
a mi tibieza
ensartadas y complicadas
de sonámbulos sueños
esquizofrénicos...
A mis días los amanezco arrodillados
a ellas,
como molinos de viento,
en las barbas del caballero excéntrico
lanza andante,
escudo y espuela que no paran...
Ellas me contornean los perímetros
de las aspas, que dan aire a mis pulmones
me asocian y disocian noctambulas
de las estrellas,
¡Mientras! Yo, hago
altares
en sus anchas Castillas,
vuelvo sobre mis pasos en pos
de ellas,
y las buscos sintiéndome
esa, bajita del sur,
la feligresa sin calzas del
ilustre
Rocinante, la Yegua blanca del
norte
celeste,
porque, ella, calza a las letras...
Es mi mente tibia y timorata,
queriendo entrar en sus sístoles
y diástoles,
o perseguirlas en sus aquelarres,
de ahí que sea vomitada
y rechazada de sus batallas
ellas me saben agnóstica
cobardes para sus trincheras
que no saben de palacios
ni tabernáculos...
llena de culpas busco romper
el destierro que me enmanta
de cobardes venas,
que postran a mis rodillas
de arcaicas aprensiones
a ser tachada "loca de
taberna".
De de mis duraznos firmes y tiernos,
bebo el grito -no cómplice-
celestino de las letras,
y cardo ovillos en la rueca
de los acontecimientos,
sin retóricas
de avernos.
11.11.2013
Carmen Hernández Rey
©autora extremeña
todos los derechos de
autora
foto subida del muro
de Music & Painting
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