MI NIÑA MADRE DEL ALMA

Fue madre sin edad,
ella, la niña,
la que buscaba río saltando sus orillas
columpiarse de la rama
y coger a la lechuza
engañando a la luna,
al olor de cantos de nanas
silbando del arcoíris hilos
de plata.
Y se hicieron sus pechos fuentes,
amamantaron desde los pozos
del hambre con café
de achicoria
y pan en migas en la sartén...
la niña pequeña, figura frágil y tierna
necesitada de amor y ternura.
Fue madre en tiempo de posguerra,
en tiempos de hambre,
ella fue alacena...
Mi madre niña,
mi madre chica de ojos taciturnos,
y manos de madre huérfanas
y desamparadas,
¡Ay! Corazón mal herido
negro presagios en tus días
de cenizas en cabeza,
rasgadas azules,
verdes en
vestidos sin telas.
Fuiste madre, una madre niña
que perdió niñez y adolescencia,
arañada y rota juventud,
erosionada inocencia,
tu olvidaste la mano
al despertar, ella que era
toda para ti madre quebrada
siempre dulce y tierna.
Así fue tu niñez mi querida madre,
juventud y vida,
han sido pariendo existencia,
lumbres y alrededores siempre
de una mesa,
sol soleando camisas enjabonadas
manos que gritan por el cansancio
agotador, mi madre niña,
madre chica y buena.
16.10.2013
Carmen Hernández Rey
© autora extremeña
todos los derechos de autora
© foto propia
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