¡Muro de sombrero y
velo,
lugar espartano y de
oídos sordos,
así marchó ella
cruzando las calles
subida a dos mil radios, apenas tuvo, mayoría
ajena.
Cabeza que grita al
mundo
¡De vos soy ajena!
Dos ruedas dando vueltas tanto como su cabeza que
¡De vos soy ajena!
Dos ruedas dando vueltas tanto como su cabeza que
virando para no ser
frenada
la lleva, antes de romper el muro,
la lleva, antes de romper el muro,
el muro de la
vergüenza
¡A dos sus piernas
las dos ruedas,
su cabeza en
revolución girando
más que la luz de las
estrellas!
Radiales en círculos,
girando
sin pisar el freno,
niña que huye
del mundo que la
afrenta.
con manos de
"agua de mayo"
sin avisar de que
dentro llueve con cielos
de rayos y centellas,
albas que nacen
anochecidas y noches
de cilicios entre luz
de quimeras.
Marchó la niña detrás
de un muro,
muro de dios y cuanto
dios quiera
que sea, así sea,
entre mantos
de nubes y santos
de estrellas y
lentejuelas,
tabernáculos cerrados
a las risas
y las fiestas
¡Ay! Dioses que no
hablan pero sí tiemblan,
sin escuchan por las
calles a niñas
calladas y con el
miedo rodando
entre unas ruedas,
Yéndose en entramares
de quien
verdad no dicen y
engañan
en las marañas de
vidas muy ajadas
15.9.2013
Carmen Hernández Rey
©autora extremeña
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autora
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