
De mi tiempo te predice,
Sí, supe de tus témporas
aún anunciada a este universo,
y no hube de hacer fiestas de tabernáculos
ni tan siquiera remontarme a sus años
de destierro, donde
los ritos
se hacían sagrados en el Sinaí
de los semis dioses.
Ellas, las cabañuelas de mi reloj temporal
fue dando tumbos, se paró, en un día
cualquiera de un mes junio,
se alió con las tormentas de verano,
se vistió con los abrigos de hojas
del otoño de boda,
y abrió la sombrilla de playa
en las fiestas de tu témpora,
tu boca cual rosa en flor abrió
un treinta de diciembre
para mis sus versos en pétalos
rojos.
Altares que caen y
rompen
las predicciones,
nubes que cogen tus formas,
¡Ay! De algodón dulce… “tu cielo”
Viento que me empujan a firmar
alianza de amor que se aferra
como Sansona a las columnas
de una sinagoga,
¡Uh! Tú mi amor firmado están
Nuestro enero en los vientos
de Toledo.
En las cabañuelas de esta nuestra
Historia, hay un astro rey durmiendo
bajo el manto lunar.
Estrellas que se arruman en el edredón
de las nubes, y duermen entrelazadas.
Gato que se lava sus hocicos
Y corren y saltan buscándose
Ser el héroe de sus sietes vidas.
Potros desboscados en
nuestra piel.
El kiri kiki que canta al medio día
Dueños del deseo.
Hormigas con alas arcoíris
en nuestras pupilas.
Sarmiento que derrama sus lágrimas
Y nos brinda sin sol.
¡Ay! Labriega de cada uno de nuestros
destinos, cabañuelas
que despertaron a tiempo en las témporas
de nuestras mareas y luna.
De tu reloj despertando al mío.
21.9.2013
Carmen Hernández Rey
©autora extremeña
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