HUBE DE CALLAR

y las silencié,
cortando sus vuelos
en mi estómago,
en el terciopelo de mis labios
fragmentados, deshojé sus pétalos
y los acoté
en su trayecto, cual águila en vuelo
te atraje hacia los míos.
Acallando del rojo
rosal hice un rosario
de magentas corolas,
y mi boca te abocó,
doblegando a mi sed
en ella,
recé el vía crucis de dolores
te rece buceándote,
y penitentemente hasta pagar
las culpas,
de este pecado trastornado,
de la pureza de beber-te
entre todos los vientos existente
y hacerme boca de tu boca,
estar…
entre, sobre, con,
contra, dentro desde, por
en hacia sin...
¡Ah! Razón en esta tu
boca,
y mi boca,
pero a solas ellas,
sin el juicio de las razones.
Hube de quitar de la
corona
cada espina que me
hieren sin pudor,
me corroen hendidas
en la piel,
se hacen dueñas de mi carne
en la ciega mazmorra
de tu
visión en esta mi
pasión
por ti.
Hube de callar el
castigo
con los cilicios
penitente
de este rosal de
besos que te esperan
aún...
después de tanto
tiempo
amor, después de ese
instante
de amarte ciega.
1.8.2013
Carmen Hernández Rey
©autora extremeña
Todos los derechos de
autora
foto subida del muro
de Libertá
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