DES-ESPERA-DA,
Delante de un sagrario
quise hablar a ese dios
autista o de ilusas,
pregunté a un mudo tabernáculo
¡Tan solo…! Hice dos preguntas
El silencio más sepulcral,
Censó a toda la cúpula,
incluida la pila bautismal.
Parpadeaba una luz roja,
que sin participar o acompañar
a mis interrogaciones
“existenciales-espirituales”
Me anunciaban más a un reclamo
Exclusivo de salones de fiestas
de tugurios de neón vacilantes…
¡Sí!
Aquellos que a cambio de placer
o “alivios- explotación” exigen un cheque
al portador,
¡Es verdad! Quienes son las que trabajan,
y los beneficiaros, quienes son?
¿Otra real permisividad de…?
Otras dos repuestas de dos.
Salí al camino de aquellas letras
que esperaban en la rada,
llenas y náufragas, sacudieron
sus lepras,
ellas vacías de templarios de un dios
que en mi nombre fue crucificado,
me dieron las noventa y ocho mil
respuestas.
20.8.2013
Carmen Hernández Rey
©autora extremeña
Todos los derechos de autora
Foto subida del muro de Pintura de Santiago Carbone. muro de Elementi Pittorici
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