
ENLOQUECIDA
Se perdió tu mano
esta noche por mi
espalda,
descendió sobre la
cúspide que descendida
habita todo el deseo
de los minutos, segundo
y las horas de los tiempos
enardecidos y ahí depositados
del torbellino esculpido,
en ese tumulto, de montaña
rusa,
de alas que aletean
sin preavisos,
sin precipicio,
donde remansa la locura
in principio sin perdidas.
Se perdió tu mano, en cada
botón obtuso, y delante
de aquellos dedos
preñados de deseos,
calando y empapado
bajo la cornisa
multicolor
de mis enaguas.
Se perdió, tu mano
por mi sien y mi negra
cabellera... quedose
tu olor a espliego
y romero a madreselva.
enloquecida.
en mi cuello
mientras las mariposas
borrachas de ti y de mí perdían
sus alas sin estribos,
sin permisos,
sin pausas...
Y tus manos escalaban
las cúspides que pierden
y encuentran
aquellos otros rumbos
los espacios
de los tiempos...
Se perdió tu mano
en esta noche
por el vergel sin nombre.
Se perdieron tus manos
y mis manos en tus deseos
y mis deseos,
en la fuente de tu sexo
y mi sexo,
nos perdimos encontrándonos
en el mayor éxtasis de todos
los deseos.
9.4.2012
Carmen Hernández Rey
©Autora extremeña
Todos los derechos
reservados de autora
imagen del pintor Gustav Klimt
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